martes, 20 de diciembre de 2016

Ya no le duele

Abre la puerta, y entra, saludando con un buenoh díah disonante con la cerrada entonación que caracteriza al acento de esta tierra. Toma asiento y sonríe. Puede que sea la primera paciente de la consulta que esta mañana sonríe. No es muy común en Dolor. Tiene sesenta y tantos, los labios pintados, el pelo recién arreglado. Está guapa. No está enamorada, confiesa, pero le brillan los ojos. Y es que dice que mejor sola que mal acompañada. Y qué razón lleva. Tanta como dolor tenía: un marido cabrón, muchos muertos a sus espaldas, y esas manos machacadas.

Pero ya no duele, o no tanto. Ahora Charo mueve las manos con cierta y novísima soltura. Las extiende sobre la mesa: “Mire, doctor, cómo puedo estirar ahora los dedos”. Nos cuenta que hace bolsos: que se los compran las vecinas en negocios de escalera. Dice que se los quitan de las manos, que vuelan.
Como ella. Que se ha ido lamiendo heridas, y logró cambiar de piel con ese tiempo que todo lo cura, ganas y un empujoncito de corticoides. Rescató la sonrisa, y ahora vuela.
Como su hermana, cuya pronta visita espera. Que volverá, dejando allá el sur del sur, para devolverle los recuerdos felices de una infancia compartida entre luz y geranios.

"¿Y por qué no vas tú a verla a Argentina?", inquirimos.

"Si yo iría, doctor.  Aunque fuera a la playita unos días, a Benidorm, ¿pero dónde voy sola?", se pregunta en la réplica.

Me limité a esbozar una tímida sonrisa, y no se lo dije. Pero irás donde quieras, Charo; tú, que te sacudes de encima duelos y fantasmas, ya hace tiempo que desplegaste con fuerza tus alas.

Se marcha con deberes: ha de cogerse un tren con destino Barcelona, y ha de buscar unas ruinas romanas cercanas a la catedral. Que se lleve a su hermana, le decimos. Que por algo se empieza, y mejor acompañada esta vez, que tan sola.

Sé que los llevará a cabo.

Se marcha y se despide igual que llegó: sonriendo. 






...Noviembre me trajo tanto o más de lo que prometía. También mi primer contacto con la consulta de Dolor, allá en Figueras :)